"En realidad, a los científicos raramente se les concede siquiera el estatus de “intelectuales”. La ciencia, en la medida que es tenida en cuenta por los formadores de opinión, se considera en el mejor de los casos un mal necesario que sirve para alimentar costosas tecnologías, y en el peor, una conspiración tecnocrática. Existe una suposición tácita de que las teorías científicas son parte de un truco gigantesco diseñado para acrecentar el poder y la importancia de los científicos que solo velan por sus intereses. El discurso científico se trata con sospecha como un código esotérico, creado para mantener la exclusividad del club y diseñado deliberadamente para deslumbrar a los no científicos a base de matemáticas y jergas impenetrables.
Mientras los científicos se queden en sus laboratorios, son tolerados por el sistema literario –dejados de lado como reductos de poca importancia- y las implicaciones de su oscuro e incomprensible trabajo son ignoradas. Pero lo que mas irrita a estos literatos categóricos es que los científicos se atrevan a tratar cuestiones del “significado de la vida”, la comunidad de artes y letras ha creído siempre que posee un monopolio de origen divino sobre estas cuestiones."
Tomado de: Sobre el Tiempo - Paul Davies
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