La Pereza
Las fiestas resultaron ser bastante pintorescas, en calles como a dos cuadras del parque principal, habían hileras de ollas con sancocho montado, gente sacaba colchones y se tiraba en el piso a no hacer nada, calles enteras con ventas de la comida que a uno se le ocurriera dentro del contexto de fiesta de pueblo, tablados básicamente en cada esquina, cada uno diferente al otro cubriendo varios géneros y unos mancitos muy tesos con trompos entre normales y grandísimos así como la perinola más grande que jamás haya visto.
El remate fue lo mejor de todo. En concierto de “por culpa de blues”, como unas cinco horas de música genial e improvisación casi continuas, con la única mancha de unos borrachos, dizque pogueando blues!.
Out: JA!, hasta que me robé el gorrito...
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