Santa Elena
Se logró ver varias de las silletas que iban a bajar, de las emblemáticas y las tradicionales, además se pudo ver también por un rato el proceso de construcción de una de ellas. También se veían los emblemas y premios de ferias anteriores que en cada casa se exhibían con orgullo. Era también de admirar la capacidad de hospitalidad teniendo en cuenta que no en todas partes necesariamente vendían algo y que incluso hubo donde llegamos de intrusos en lo que parecía más bien una reunión de familia pero igual nos recibieron muy bien
El asunto estuvo bien por todos los lados, empezando por quienes fuimos, siguiendo con la eficiencia del transporte, el suministro interminable de alcohol (de hecho no se terminó), el paisaje, el ambiente, el parche natural, el acercamiento a las raíces y la masividad y diversidad de publico. Se recupera lo que es el espacio perdido de las fondas pero mejor incluso porque el recorrido es mucho más agradable y entretenido, con más espacio por donde caminar y si se quería hasta para dormir de acampada, y bien importante...sin carros de farandulitas poniendo reggeton de mierda.
Había un frenesí alimenticio porque pa’onde uno mirara había comida de esa que puede considerarse exótica y autóctona. Excelente el chocolate hirviente, y la picada de tocineta, y el pincho de queso, jamón y huevo de codorniz... ahora no perdemos salida pa’ embutirnos cuanta cosa se pueda.
Lo único regular fue el frío infernal, pero era la disculpa perfecta para mandarse un trago de ron.
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