La luna estaba inspiradora, grande... grande y amarilla... preciosa, pero veloz... huyó del horizonte donde la montaña la tocaba para posarse en lo alto, inalcanzable, no tan grande, menos amarilla... pero igual de hermosa.
Luna estaba igual que siempre, impacible, lejana y silenciosa... cautivadora y misteriosa y aunque igual de veloz que luna, igual cerca, igual lejos, igual siempre aquí.
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L <> l
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